martes, 14 de junio de 2016

Ley de sufragio universal, secreto y obligatorio

Los debates por la Ley de Sufragio Universal, Secreto y obligatorio (enero y febrero de 1912)
Los textos que se presentan a continuación son fragmentos de las intervenciones de algunos diputados y senadores que hablaron en las sesiones donde se debatía la “Ley Saenz Peña”. Se trata de reconstrucciones realizadas por M. Á. Cárcano, exceptuando las que son citas textuales y aparecen entrecomilladas.

Sobre el voto obligatorio

-Benito Villanueva (senador): “El voto obligatorio es un peligro para la libertad del sufragio”.

-Joaquín V. González (senador) “¡En este país no se ha votado nunca!". Sólo han existido algunos ensayos de buena fe. El votante tiene horror al comicio que es "la sangre, la violencia o el atropello brutal".
Prevalece la ausencia de sanción para el fraude. (…) Con la falta de fe en la acción cívica, el pueblo se convence de que no hay más camino para modificar las situaciones que la revolución. Estas han tenido como alicientes la seguridad de la amnistía y la confianza de la impunidad.

 -Ignacio Irigoyen (senador). (…)No cree en el voto obligatorio. "Nuestro mal político está en la falta de fiscalización de las elecciones por la oposición y el indiferentismo de la gran masa de inmigrantes que ha llegado al país."

Sobre la representación de las minorías

-Joaquín V. González (senador): Los grandes delincuentes siempre quedan impunes. El sistema de la lista incompleta está poco estudiado. El gobierno padece una ilusión óptica. Es un sistema oficial, que aparta al elector del elegido y mata todo entusiasmo. Es una ley de destrucción de partidos. Con ella el Congreso será movido, oscilante, inquieto, intermitente, incoherente. La mayoría será una masa dependiente de la minoría, como un satélite.

-Fonrouge (diputado). Sostiene el despacho en sus temas principales: "El elector es el soldado de la República". Este sistema "novedoso" de la lista incompleta asegura la representación de las "grandes minorías", evita la unanimidad de los oficialismos de provincia y estimula la formación de poderosos partidos. "No hay nación civilizada donde la oposición no se siente en la Cámara." La experiencia del sistema uninominal ha sido mala; rebaja la calidad del diputado y destruye los partidos. Si se diera la participación a todas las oposiciones, dice, las representaciones serían infinitas como las ideas, y la Cámara dejaría de ser un cuerpo legislativo para convertirse en una "turba" que sólo haría alterar la tranquilidad del país.

-Marco Aurelio Avellaneda (diputado). Plantea su discrepancia con energía, haciendo francamente el elogio del sistema de lista. Todo el progreso del país fue alcanzado durante su vigencia. No se puede restringir el derecho del votante con la lista incompleta, ni tiene por qué estimular en el Congreso partidos antagónicos. El control y la oposición surgen de la falta de solidaridad política y el choque de intereses del regionalismo nacional. Las minorías forzadas, establecidas por un mecanismo artificial, perturban la marcha de los gobiernos provinciales. La reforma propiciada por el gobierno es inocua, antidemocrática e inconstitucional. Significa una ofrenda de paz a un partido que vive conspirando. Termina aconsejando al gobierno que se preocupe de asuntos más importantes que la reforma electoral.

Cárcano, Miguel Angel. La revolución por los comicios. Buenos Aires, Eudeba, 1976.


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