HISTORIA
Y MEMORIA SOCIAL (fragmentos)
Elizabeth
Jelin
La
relación entre la historia y la memoria es, hoy en día, una preocupación
central en el campo académico de las ciencias sociales. El debate y la
reflexión son más extensos e intensos en la propia disciplina de la historia,
especialmente entre aquellos que reconocen que el quehacer de los/as
historiadores/as no es simple y solamente la “reconstrucción” de lo que
“realmente” ocurrió, sino que incorporan la complejidad en su tarea. Una
primera complejidad surge del reconocimiento de que lo que “realmente ocurrió”
incluye dimensiones subjetivas de los agentes sociales, e incluye procesos
interpretativos, construcción y selección de “datos” y elección de estrategias
narrativas por parte de los/as investigadores/as.
[…]
Cuando
se toma a la memoria como objeto de estudio, la relación entre memoria e
historia cobra otro sentido, especialmente cuando se incorpora la dimensión de
lo traumático. Los acontecimientos traumáticos son aquellos que por su
intensidad generan en el sujeto una incapacidad de responder, provocando
trastornos diversos en su funcionamiento social.
El
evento traumático es reprimido o negado, y sólo se registra tardíamente,
después de pasado algún tiempo, con manifestaciones de diversos síntomas. En
los distintos lugares donde se vivieron guerras, conflictos políticos
violentos, genocidios y procesos represivos –situaciones típicas de catástrofes
sociales y de acontecimientos traumáticos masivos- los procesos de expresar y
hacer públicas las interpretaciones y sentidos de esos pasados son dinámicos,
no están fijados de una vez para siempre. Van cambiando a lo largo del tiempo,
según una lógica compleja que combina la temporalidad de la manifestación y
elaboración del trauma (irrupciones como síntomas o como “superación”, como
silencios o como olvidos recuperados), las estrategias políticas explícitas de
diversos actores, y las cuestiones, preguntas y diálogos que son introducidos
en el espacio social por las nuevas generaciones, además de los “climas de
época”.
[…]
No
hay una manera única de plantear la relación entre historia y memoria. Son
múltiples niveles y tipos de relación. Sin duda, la memoria no es idéntica a la
historia. La memoria es una fuente crucial para la historia, aun (y especialmente)
en sus tergiversaciones, desplazamientos y negaciones, que plantean enigmas y
preguntas abiertas a la investigación. En este sentido, la memoria funciona
como estímulo en la elaboración de la agenda de la investigación histórica. Por
su parte, la historia permite cuestionar y probar críticamente los contenidos
de las memorias, y esto ayuda en la tarea de narrar y transmitir memorias
críticamente establecidas y probadas.
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